Uno de los aspectos mas recurrentes a la hora de hablar de Aikido es precisamente esta idea de Do, como camino o vía de perfeccionamiento marcial, sin embargo, este sentido se halla fuertemente condicionado acerca de lo que nosotros, los occidentales, podemos entender acerca del concepto.
Desde lo poco o mucho que pueda saber acerca de cómo aprendemos las personas, me parece interesante realizar una serie de reflexiones acerca de este tema.
El Aikido es una actividad fundamentalmente humana, y como tal, sujeta a un proceso continuo de Enseñanza/ Aprendizaje, éste es, creo yo, el aspecto principal, dejando de lado aspectos espirituales, de la idea de Do.
Para que esto sea así, es necesario, si no imprescindible, que Aikido tenga una dimensión real, es decir, que sea "algo" tangible, algo sobre lo que el practicante pueda trabajar, pulir, mejorar... de lo contrario, es decir, si el Aikido es una actividad "mágica", entonces practicar de forma continua durante muchos años no tendría mucho sentido.
Como toda actividad humana que se enseña y se aprende, en el Aikido intervienen diversos tipos de contenidos, es necesario saber cosas (nombres de las técnicas, historia del Aikido...) saber hacer cosas (La ejecución de las técnicas, ukemis, ataques...) y saber ser (etiqueta, comportamiento, actitud, respeto), así como gran cantidad de factores metacognitivos, esto es, la información que el sujeto tiene acerca de su propio aprendizaje, y la autoregulación del mismo.
En una actividad de corte muy tradicional como la que nos ocupa, que tiene además referencias culturales distintas, estos contenidos aparecen con frecuencia mezclados, conformando un aprendizaje más o menos intuitivo dependiendo de las características del alumno.
La forma tácita de muchas de las cosas que aprendemos en Aikido hace también importante que el alumno sea capaz de "descubrir" progresivamente nuevos elementos, para lo que hace falta también una cierta modificabilidad cognitiva.
El Aikido es por lo tanto, una labor conjunta, un proceso de Enseñanza/ Aprendizaje, no sólo entre el maestro y los alumnos, sino también entre los propios alumnos, lo que significa igualmente que aquellos más avanzados comparten la responsabilidad del aprendizaje de los nuevos.
Del mismo modo, esta perspectiva más analítica, supone que el progreso del alumno se establece por el trabajo del alumno y no meramente por el tiempo de práctica.
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Esto me resulta muy interesante ya que conosco muchos practicantes que, teniendo el mismo Sensei y practicando la misma cantidad de horas, se puede notar (aunque tal vez no a prmera vista) una gran diferencia en la profundidad del aprendizaje de, en un principio, las tecnicas en concreto y finalmente de los principios que contienen.
ResponderEliminarMe explico: algunos solo saben hacer. algunos otros saben mucho contenido pero no saben llevarlo a la practica, no saben hacerlo.
Otros pocos saben hacer pero ademas entienden lo que estan haciendo (incluso lo que NO estan haciendo) y de a poco van sumando aspectos y enfoques de lo que estan haciendo, lo que a la larga termina apareciendo en la tecnica y provoca como una realimentacion, un circulo. A menudo encuentro en estos practicantes un aikido impecable (acorde a su tiempo de practica).
En fin, muy buen post!